martes, 25 de enero de 2011

?¡¿!

Enclaustrada, cerrada, encerrada; da lo mismo, a falta de libertad es en resumen.
Y no encerrada físicamente, pues no hay barrotes, esposas ni grilletes; tan sólo una mente que dejó de ser adolescente y ya no busca sino comodidad en los sitios de siempre; los mismos, día tras día; los de siempre, aunque no sea lo que te apetece. Porque vas, vuelves, vas de nuevo y sigue lo mismo. Quizá sea eso lo que te incita a volver, saber lo que hay no es motivo de estrés. Sabes lo que encontrarás y no buscas más. ¿Para qué? ¿El significado? No lo entiendo.

Si quieres puedes salir, ¿quieres? Entonces a mi no me culpes de tu rutina, de tu jodida y perfecta rutina de esclavo de la vida, de amante del “otro día más aunque no me apetezca”, de ídolo del “esto mismo sólo porque lo tengo más cerca”. No conoces, no juzgues.
Sal a la calle y grita que quieres escapar de aquí, que esta jodida rutina no te deja salir, que lo que buscas es un poco de emoción, desenfreno, y por supuesto, acompañamiento de alcohol.

Me voy en retorno del auténtico espíritu del ser humano... (espíritu viajero)

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